José María Madrid es un pintor realista y nostálgico de la ciudad en la que ha nacido y en la que actualmente vive y forma parte de su nombre, Madrid, de ella se queda con los recuerdos de lo que fue y con todo lo que le ha aportado.
Sus comienzos en la pintura fueron acompañados por una colega pintora con la que cooperó en su taller durante 3 años, posteriormente decidió coger las directrices de su creatividad y talento, y dar rienda suelta a su imaginación, plasmando sus inquietudes sobre sus propios lienzos. Ahora es todo un experto del óleo, un óleo que doblega a su antojo emocionando hasta a los mismos lienzos sobre los que pinta.
No le gusta pintar escenas agresivas o que puedan incomodar al espectador: “no me gusta la violencia en el arte y por eso nunca he realizado obras que indiquen o transmitan violencia sino todo lo contrario”.
Sus trabajos han sido expuestos en numerosas exposiciones y ferias, su objetivo actual es traspasar las barreras españolas y llevar su obra fuera de nuestras fronteras; recuerda con especial cariño su exposición en la bienal de Florencia: “representó una gran experiencia para mi, al compartir exposición de mis obras con artistas de todo el mundo y además en la ciudad denominada como cuna del arte”.
Las obras de José María Madrid Sanz, hablan de él y nosotros hablamos de él y de sus obras porque no dejan a nadie indiferente, porque sus puertas de madera, sus candados, sus paisajes, sus miradas, sus caminos, sus mariposas, sus torsos y labios, hablan de una realidad que está ajena a muchos de nosotros, hablan de una minuciosidad de la que pocos serían capaces, de un lugar en el que lo que parece no tener valor lo tiene, de un mundo que solo está en su mente y en el que todos desearíamos estar. Nacido en la capital de España, la trayectoria de José Mª Madrid arranca en un momento clave -principios del Siglo XXI-, en el que se está produciendo una fuerte contestación a las vanguardias, a través del resurgir del realismo en toda su expansión. Estos conceptos designan pinturas muy variadas y tiene en común la vuelta a la figuración. Su particular evolución se va observando a través de obras con un tratamiento minucioso y detenido de la luz y el color. De hecho, sus obras intentan transmitir una sensación agradable y placentera. Pretende una pintura totalmente popular, donde siempre haya alguien que, en la variedad de sus obras, pueda encontrar lo que busca. Poco aficionado a los currículos y mitificaciones; - “Lo único que importa es la obra, lo demás es maquillaje”.